jueves, 30 de abril de 2009

Con Bombas y Platillos

Tras varias amenazas, detonó “la bomba” en el Palacio de Justicia. Un artefacto explosivo peculiar, de fabricación casera y sin capacidad para causar destrozos importantes. No obstante, el susto que se llevaron quienes escucharon la explosión fue grande y un temor mayor, imagino, habrán sentido, tanto la limpiadora quien se encontró con un despertador con cables en el baño, como el efectivo policial que sacó el armaje singular hasta las afueras de las oficinas de este poder del estado. Ambos, habrán pensado, sin dudas, lo que les pudo haber ocurrido si el artefacto explosionaba cuando uno de ellos lo tenia, aún, en las manos. En fin, una desgracia con suerte o tal vez una desgracia que en realidad no pretendía causar estragos sino más bien infundir temor en la población?

Una llamativa nota del supuesto Ejército del Pueblo Paraguayo fue encontrada en una cabina telefónica en las inmediaciones del Palacio de Justicia. En el comunicado, la organización se adjudicaba el acto terrorista. Sin lugar a dudas, muchos, en algún momento de sus vidas, habrán tenido ganas de accionar, de alguna manera, contra la institución caracterizada más por la corrupción y la impunidad que por impartir justicia. Miles de personas fueron y son víctimas del Poder Judicial. Uno de los casos más conocidos del reprochable accionar de este poder del Estado hace referencia a los afectados por el incendio del Ykuá Bolaños. A más de 5 años de la tragedia, con casi 400 muertos, el resultado de los juicios es de público conocimiento. Ni hablemos de los violadores o abusadores de niños o niñas, o de quienes gozan de medidas sustitutivas como el arresto domiciliario, incumplido ante los ojos de la sociedad. Que no se nos cruce por la cabeza nombrar a la gran cantidad de procesados que no cuentan con recursos económicos y que no se nos ocurra comparar esos casos con los de quienes poseen gran poder adquisitivo. ¿Qué porcentaje de la población de los penales corresponde a personas de clase media o alta? En fin, si estos sectores hubieran querido accionar contra las instalaciones del Poder Judicial, ya lo habrían hecho en su momento.

El atentado se enmarca en una clara campaña de desestabilización que inició con la aparición de un primer hijo de Fernando Lugo, Presidente de la República. Luego, salieron a la luz otras tantas y presuntas madres de varios niños y niñas. Las pruebas de laboratorio y el ADN, se encargarán de dilucidar la situación. Sea o no el padre de los pequeños, es claro que alguien se encargó de recopilar la información al respecto y dar una “ayuda” para que el hecho salga a la luz pública. El segundo caso involucra a Emiliano Oviedo, supuesto testigo, que vinculó, se desdijo, volvió a involucrar y se autodesmintió de nuevo, sobre la presunta participación del entonces Obispo de San Pedro, Monseñor Fernando Lugo, en el secuestro de Cecilia Cubas. A esta situación se suman las constantes y diarias denuncias del Vicepresidente de la República, Federico Franco con una clara intención de mostrarse “Transparente y Sincero” ante el pueblo en una posición de victima del olvido y la indiferencia del Jefe de Estado ante todos los medios de comunicación y, por ende, ante el país.

Los sectores de izquierda serían los últimos en beneficiarse ante las situaciones expuestas. Quienes serían los favorecidos directos? De algo estoy segura, en estos momentos estarán celebrando el temor infundido con “Bombas y Platillos”